VASO DE ELECCION

" El desarrollo de las nuevas tecnologías, y en su dimension más amplia, el mundo digital, representan un gran recurso para la humanidad en su conjunto y para cada persona en su singularidad de su ser y un estímulo para el debate y el diálogo.Pero constituyen también una gran oportunidad para el creyente.Ningun camino, puede ni debe estara cerrado a quien a nombre de Cristo resucitado se compromete a hacerse cada vez más cerca del ser humano. Queridos sacerdotes os renuevo la invitación para asumir con sabiduria las oportunidad específica que ofrecen los nuevos medios de comunicación. Que el Señor os convierta en apasionados comunicadores de la Buena Noticia en la nueva "agora" que han dado a luz los nuevos medios de comunicación" (Mensaje Papa Benedicto XVI para la 44a Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.24 de enero 2010)

Asumimos como nuestro la invitación de su santidad. Este blog es una contribución de mi papel como laico en este AÑO SACERDOTAL. "Vaso de elección" : así el Señor señaló a Pablo, antes del inicio de su vida apostólica.Los sacerdotes son, en gran medida, vasos de elección. Quisiera en este blog dar testimonio de sacerdotes que en la Diocesis de Valparaíso han sido "vasos de elección" .Hombres que Dios a elegido para ser ministros de su Palabra. Como se dijo de san Alberto Hurtado "un fuego que encendía otros fuegos"
Publicado por Raul Providel Sanhueza en 19:57

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miércoles, 27 de enero de 2010

HOMENAJE DEL SENADO DE LA REPUBLICA A MONSEÑOR EMILIO TAGLE C.

Sesión 8ª, Ordinaria, en martes 29 de octubre de 1991

El señor URENDA.- Señor Presidente, Honorables Senadores:
El día 5 de este mes, después de sufrir una larga y dolorosa enfermedad, falleció don Emilio Tagle Covarrubias, quien fuera durante exactamente 22 años Obispo de Valparaíso.
El sorpresivo fallecimiento de su hermana —la Madre María— que lo cuidó en los últimos años de su vida, contribuyó, sin duda, a apresurar su propio desaparecimiento.
En nombre de mi Partido, y en el mío propio, quiero hoy rendir ante esta Tribuna un homenaje en su memoria. No es difícil hacerlo, por la personalidad y la obra del ilustre prelado. Sólo temo incurrir en involuntarias omisiones por las innumerables cualidades de mi entrañable amigo, guía y pastor.
No es fácil encontrar una vida sacerdotal más plena de realizaciones y un espíritu más generoso y abierto que los de este hombre extraordinario, quien, no obstante un físico muy frágil, supo ser tan fuerte y valeroso en la práctica y en la prédica de su fe, en la formación de jóvenes y de sacerdotes, y en dedicar tantas energías a las personas más modestas de nuestra sociedad.
Después de sobresalir siempre con las mejores calificaciones en el Colegio Alemán de la Capital, su temprana vocación y la influencia del párroco don Rubén Castro lo llevaron a ingresar al Seminario de los Ángeles Custodios de Santiago. El propio don Emilio explica que "en algún instante comprendí que estaba hecho para el servicio de Dios y, por lo tanto, para el servicio de los demás. A Dios le pedí las fuerzas necesarias para ser sacerdote.".
Ya sacerdote, sus primeros afanes fueron divulgar las doctrinas sociales de la Iglesia, ejerciendo su ministerio en parroquias agrícolas, sobresaliendo por su bondad y su lucha incansable en defensa de los derechos de los más humildes, procurando siempre dignificarlos. Jamás a nadie le faltó el apoyo de su presencia y de su palabra.
En el año 1933 funda y asume su primera parroquia, en la comuna de La Florida: San José de la Estrella. Allí se ocupa de los campesinos más pobres y contribuye a la formación de la llamada "Unión de Agricultores", cuyos integrantes eran dueños de fundos de su territorio, y a la cual ingresarían también los de otras jurisdicciones. Les insta a prestar servicios de ayuda social al campesinado y a organizar una caja de compensación que entrega asignaciones familiares, las primeras que se otorgaron en nuestro país a los trabajadores de la tierra.
Más tarde, enseñó Economía Social en la Universidad Católica, fue profesor y director espiritual del Seminario Pontificio de Santiago, y asesor del Movimiento Social Cristiano, y asumió en 1949 la Rectoría de ese Seminario, cargo que desempeñó durante más de cinco años.
En 1958 fue nombrado Vicario General del Arzobispado de Santiago, y, el mismo año, consagrado como Obispo para auxiliar a Monseñor Caro. Al fallecimiento de éste, durante dos años rigió la Arquidiócesis de Santiago con el título de Arzobispo y como Administrador Apostólico. Durante su breve desempeño se dio a la tarea de organizar la Diócesis y de conferirle una estructura acorde con los nuevos requerimientos del Derecho Canónico y de los tiempos, aun antes del Concilio Vaticano II.
Fue tan destacada su labor que el actual Arzobispo de Santiago ha dicho que "los últimos 30 años de la Iglesia de Santiago se le deben a Monseñor Tagle.".
En junio de 1961 asumió como Obispo de la Diócesis de Valparaíso, que regentara hasta 1983, próximo ya a cumplir 76 años.
Las huellas de su desempeño en ese cargo son tan indelebles que jamás podrán ser olvidadas por cuantos tuvieron oportunidad de conocerlas.
Circunstancias muy especiales me brindaron, hace más de 20 años, la oportunidad de vincularme estrechamente con don Emilio, y, desde ese momento, dispensó a mi familia y a mí un afecto y un cariño que jamás pude compensar y agradecer suficientemente.
Este contacto me dio la posibilidad de apreciar, no sólo la fe, la sensibilidad social y la bondad que todos podían comprobar en él, sino también su extraordinaria capacidad intelectual, su amplia cultura, sus dones de organizador y, por encima de todo, su cabal cumplimiento de la misión de pastor de almas.
Resultaba sorprendente advertir cómo un ser que se veía tan débil tenía esa fuerza interior tan vigorosa y era capaz de desarrollar una actividad tan intensa.
Aunque siempre, y desde muy joven, se inclinó con amor, pero con firmeza; con estrictez doctrinaria, pero con mucha generosidad, al apoyo de los más pobres y de los más débiles —características que conservó hasta su muerte—, debe destacarse que, paralelamente, procuró además atender lo que consideraba tan esencial en la labor de la Iglesia: la búsqueda de vocaciones y la formación de nuevos sacerdotes impregnados de fe profunda y dedicados a su labor primordial.
Así, después de haber dedicado tantos años y esfuerzos al Seminario de Santiago, a poco de estar en Valparaíso, fundó el Seminario Mayor, y durante los últimos años de su desempeño como Obispo gastó sus mejores afanes en la construcción del edificio del Seminario de Lo Vásquez —tarea en la cual pude brindarle mi modesta cooperación— y lo entregó al servicio de la Iglesia y de la comunidad cristiana al término de su mandato, cumplidos ya los 75 años.
Valparaíso, en especial, y Chile entero, tienen mucho que agradecer a este hombre magnífico que consagrara toda su vida al servicio de Dios y de los hombres. Su lema episcopal "ípsum audite", que significa "a El escuchad", lo cumplió en plenitud, con entrega total hasta su muerte.
Los porteños jamás podremos olvidar a un hombre tan firme en la defensa y en la práctica de lo que él estimaba lo justo y adecuado. Era estricto en la enseñanza de los principios que iluminaban su vida, pero al mismo tiempo sabía ser tan amable y generoso con todos.
Quizás sean características inolvidables de su personalidad la de que jamás olvidaba dar un saludo cariñoso a todos en las fechas que les eran importantes, y la de que, no obstante su edad y debilidad, nunca le faltó tiempo para estar al lado de un enfermo, o para llevar su palabra de consuelo a los afligidos.
Personalmente, jamás podré olvidar cómo mi madre, moribunda e inconsciente ya, esperó la llegada de don Emilio para dejar este mundo.
No es extraño, en consecuencia, que el pueblo de Valparaíso haya expresado su dolor y su agradecimiento más profundo en la ceremonia de sus funerales.
Interpretando a miles y miles de personas, yo levanto mi voz en el Senado para rendir este postrero homenaje a ese Obispo santo que hoy ya no está entre nosotros: don Emilio Tagle Covarrubias.
He dicho.
Ruego al señor Presidente hacer llegar copia de esta intervención al señor Arzobispo Obispo de Valparaíso, Monseñor don Francisco de Borja Echeverría, y a los familiares de don Emilio.
El señor VALDÉS (Presidente).- Se procederá en tal sentido, señor Senador.
Tiene la palabra el Honorable señor Romero.
El señor ROMERO.- Señor Presidente, deseo adherir en mi nombre y en el de los Senadores de Renovación Nacional al sentido homenaje que hoy esta Sala está rindiendo a Monseñor Emilio Tagle Covarrubias. Su figura, de apariencia débil, escondía una personalidad muy definida. Sus particulares condiciones de pastor de almas y su vocación de hombre santo lo llevaron a cumplir una misión y una profesión de fe que difícilmente serán olvidadas, especialmente en la Quinta Región.
Su permanente preocupación por los pobres —como lo destacaba el orador que me antecedió en el uso de la palabra— y por la formación sacerdotal, tan necesaria para quienes profesamos la misma fe católica, sin duda lo van a convertir en uno de los principales Obispos con que ha contado la Iglesia chilena.
Al asociarme a este homenaje deseo que se deje constancia de que se hace en nombre de la Sala de Senadores de Renovación Nacional, y, tal como lo solicitó el Honorable señor Urenda, pedimos hacer llegar al Arzobispo Obispo de Valparaíso y a la distinguida familia del extinto nuestros sentimientos frente a la desaparición de don Emilio Tagle Covarrubias.
He dicho.
El señor THAYER.- Señor Presidente, adhiero con mucha emoción y sinceridad al merecido homenaje que se rinde a don Emilio Tagle Covarrubias.
Las sociedades se rigen por normas internas y por normas externas. Si no son sólidas las que, desde el fondo del alma, conducen a los hombres y a los pueblos, jamás bastan las normas exteriores. Por eso, el principio de toda libertad está en el amor que nace de lo más profundo del alma.
La personalidad que hoy homenajeamos se caracterizó, a lo largo de su vida, y por encima de muchas otras virtudes, por su condición profundamente expresiva del amor que inspiraba todos sus actos. Lo dice el Evangelio según San Juan: "Dios es amor".
La fe profunda de Monseñor Tagle lo llevó siempre a una muy estrecha vinculación con el amor de Dios que proyectó hacia su prójimo. Como muchos de Sus Señorías, tuve la oportunidad de conocerlo a través de mi ya no corta vida y de apreciar siempre en su persona lo que constituye la distinción propia de un sacerdote: el hombre experto en ligar al ser humano con Dios, en esa expresión suprema y permanente del amor.
Por eso solicito, en nombre del Comité Independiente de tres Senadores, que también se hagan llegar estas palabras de adhesión a quien lo sucede en el Obispado del Valparaíso y a su distinguida familia.
He dicho.
El señor URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Pacheco.
El señor PACHECO.- Señor Presidente, en nombre de los Senadores de la Democracia Cristiana, quiero adherir en forma muy sentida al homenaje en memoria de Monseñor Emilio Tagle Covarrubias.
Tuve el honor de conocer a Monseñor Tagle, cuyas condiciones espirituales y humanas siempre me impresionaron, y puedo decir, con la más profunda convicción, que era un hombre santo; que pasó por nuestra tierra un hombre santo, quien hoy está viviendo en la presencia del Altísimo.
En consecuencia, señor Presidente, rendimos nuestro homenaje más profundo a esta figura tan esclarecida de la Iglesia Católica chilena.
El señor URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Valdés.
El señor VALDÉS.- Señor Presidente, quiero asociarme como Senador de la República, a título personal—porque los distintos partidos y bancadas de esta Alta Corporación ya lo han hecho—, a este homenaje que se rinde a Monseñor Emilio Tagle.
Tuve la distinción de ser su amigo durante muchos años —lo conocí desde niño—, y pude apreciar lo que todo Chile vio: una virtud humana extraordinaria, realmente difícil de imitar; una vibración espiritual que irradiaba de todos sus actos, tanto públicos como privados, y una vocación sacerdotal en el más perfecto sentido de la palabra, vale decir, de servicio a la comunidad, de servicio sin distinguir entre quienes tenían poder y quienes no lo tenían.
Su obra no solamente la realizó en la Quinta Región, particularmente en Valparaíso, donde fue el pastor de la Iglesia Católica. Antes, en el Seminario, y después, en el ejercicio superior de la enseñanza con los demás Obispos, quienes siempre reconocieron en él a un santo, su palabra y su vida fueron testimonio de lo que puede llamarse un gran hombre de Dios y, también, un gran ciudadano. Si bien fue extremadamente virtuoso y asceta, y se mantuvo alejado, en una forma muy pura, de los problemas del país, sus cualidades determinaron que estuviera presente en los grandes acontecimientos.
Señor Presidente, deseaba dejar estas palabras de testimonio ante su fallecimiento.
He dicho.
El señor URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Mc-Intyre.
El señor MC-INTYRE.- Señor Presidente, los Senadores institucionales adherimos con mucho sentimiento a este homenaje.
La figura de nuestro querido Obispo ha dejado una estela difícil de borrar. Nos llamaba mucho la atención —no sólo cuando creó el Seminario de Lo Vásquez— su permanente preocupación por las vocaciones sacerdotales, que demostraba en cada reunión en que participaba.
Además de haber sido siempre muy generoso con los pobres, cabe recordarlo como un gran pastor para la Institución a la cual pertenecí y, en general, para las Fuerzas Armadas.
Su figura trascenderá la historia, y su amor de pastor, que se empapaba con ésta, dejará a todo Chile un recuerdo imborrable.
He dicho.
El señor URENDA (Vicepresidente).- Se enviarán las comunicaciones en la forma solicitada.




martes, 26 de enero de 2010

PRESBITERO ENRIQUE BARILARI GALLEGUILLOS

presbítero Enrique Barilari Galleguillos.
Nació en Valparaíso, en el cerro Los Placeres, el 22 de agosto de 1923, en el seno de una familia compuesta por seis hermanos. Realizó sus estudios en el Seminario San Rafael de donde egresó en 1940.
Para entonces ya había demostrado sus especiales dotes intelectuales: el verbo, la palabra escrita y su manera de ser fueron conocidos por sus compañeros y maestros.
Más tarde ingresó al Pontificio Seminario Mayor de Los Santos Ángeles Custodios, siguiendo el llamado de Dios, siendo Ordenado sacerdote en la Catedral de Valparaíso el 18 de septiembre de 1948 por Monseñor Rafael Lira Infante.
Desde esa época sus talentos los invirtió en la tarea de "enseñar a toda criatura", volviendo como profesor e inspector a su Seminario San Rafael. También, en los años sesenta, realizó dirección espiritual en los Liceos N°s 1, de Niñas, de Valparaíso y Viña del Mar. Al fundarse el Seminario Mayor, el Obispo Emilio Tagle lo llamó a colaborar como formador en éste.
Sus aptitudes y condiciones se extendieron por diversas tareas eclesiales. Así, por ejemplo, contribuyó como Director de Caritas Chile Diocesano, con singular éxito, función donde pudo aplicar su gran capacidad organizativa junto a su particular sensibilidad social. También fue nombrado Vicario General, tarea en la que desempeñó un significativo papel en tiempos especialmente difíciles para la Iglesia y la Universidad.
Paralelamente desarrolló una destacada labor como Párroco de Nuestra Señora de Fátima, en Forestal, donde destacó por su amor a los pobres, y luego en Nuestra Señora de Dolores, tradicionalmente conocida como la Parroquia Viña del Mar, en la cual permaneció por espacio de 28 años, manteniendo siempre un amoroso cuidado por la piedad y la liturgia.
En 1984, el entonces Arzobispo de Valparaíso, Monseñor Francisco de Borja Valenzuela, lo nombró director del Departamento de Catequesis Parroquial y, en 1985, Juez del Tribunal Eclesiástico Regional.
Muchas críticas recibió por su invariable postura de denuncia frente a hechos reprobables; pero se olvida que esas manifestaciones las tuvo frente a diversas circunstancias y en diferentes períodos. Así, en momentos en que se amenazaba la libertad educacional y la dignidad de la persona humana, integró el equipo de asesores que refutó importantes proyectos educativos de esa época.
Más tarde, ante nuevas contingencias de la vida social, ese mismo espíritu le llevó a una defensa sólida de los derechos humanos, siendo discutido y criticado. No obstante, pudo más su consecuencia y su amor por los más necesitados. Tuve el honor de conocer su valioso trabajo en favor de la defensa de los derechos humanos, y puedo acreditar que el suyo fue un testimonio de gran significación y trascendencia.
Falleció el 22 de septiembre, luego de una penosa y larga enfermedad que supo enfrentar con gran espíritu cristiano, el mismo que lo llevó a su inmenso amor por Dios y por los hombres.

PRESBITERO PEDRO CARO ARANCIBIA


Nació el día 27 de noviembre de 1929 en Viña del Mar. Hijo de Pedro Caro Guerra y de Rosa Arancibia Pinilla. Sus estudios básicos los realizó primero en el Colegio de los Padres Pasionistas de Viña del Mar y luego en el Seminario Salesianos de Valparaíso.
Al radicarse su familia en el sector de “Agua Santa” de Viña del Mar, le permitió colaborar desde niño en la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes como acólito perfilándose así su vocación de servicio a la Iglesia.
Sus estudios de Humanidades los realizó en el Seminario san Rafael que en aquella época estaba ubicado en el Cerro Alegre. Estudios que concluyó en el Seminario Mayor de “Los Ángeles Custodios en Santiago. Fue ordenado sacerdote por Monseñor Rafael Lira Infante el día 20 de septiembre de 1958 . Su primera Misa la oficio al día siguiente en la Catedral de Valparaíso-
Parroquias en que ha servido: El Espíritu Santo” de Valparaíso, “Nuestra Señora del Rosario” de Quilpué, “La Asunción de María” de Peña Blanca, “Nuestra Señora de los Desamparados” de Quillota, “Nuestra Señora del Rosario” de Olmué, “Santa María Madre de la Iglesia” de Quilpué, y “Sagrado Corazón de Jesús” del Cerro Barón. Actualmente es Párroco de la Iglesia de la Santa Cruz en Isla de Pascua.

MONSEÑOR EMILIO TAGLE COVARRUBIAS


MONSEÑOR EMILIO TAGLE COVARRUBIAS.
Nace el 19 de agosto de 1907
1925 decide su vocación en Viña del Mar. Ingresa el 25 de abril de 1925 al Seminario Mayor de Santiago.
1929 viaja a Roma por primera siendo ordenado sacerdote el 10 de diciembre de 1930
El 1931 es nombrado Vicario Cooperador de la Parroquia Asilo del Carmen
1933.parroco fundador de la Parroquia “Divino Redentor”
1940 Vice asesor y secretario económico y social de Arzobispado de Santiago.
1941. párroco de san Vicente de Paul
1947:Director Espiritual del Seminario Mayor de Santiago. Asesor del Movimiento Familiar Cristiano
1949-1950 Rector del Seminario Mayor de Santiago.
11 de Febrero es nombrado Vicario General del Arzobispado d Santiago

16 de Marzo de 1950 es consagrado obispo por S. S Pio XII.
25 de Junio 1961 tomo posesión del arzobispado de Valparaíso.
1962 participó del Concilio Vaticano II
1967 es designado Asesor Nacional de la Acción Católica
19 de Marzo de 1969 funda el Seminario Episcopal Mayor san Rafael de Lo Vásquez
4 de diciembre de 1978 es declarado Hijo Ilustre de la V región
16 de marzo de 1983 inaugura nuevo edificio del Seminario Mayor san Rafael en Lo Vásquez
24 de junio de 1983 entrega la diócesis de Valparaíso quedando en calidad de Emérito.
Durante su episcopado
Incorporó a los laicos a la pastoral eclesial
Se ordenaron 28 nuevos sacerdotes
Creo la Vicaría para la Educación

ORACION DE DESPEDIDA. (Catedral de Valparaíso.24 de junio 1983)

"Elevo a Ti, señor, esta ferviente Acción de Gracias por lo que nos diste para entregar y por lo que he recibido de mis hijos muy amados.
Me llamaste a Evangelizar, anunciando el insondable misterio de tu infinito y misericordioso amor, creador y redentor que por nosotros te llevó a la muerte y resurrección.
Oh Jesús, quisiera decir tres palabras:
Padre ha llegado la hora. He dado a conocer tu nombre a estos hombres que me has dado y qu e han guardado tu Palaba. Yo le he revelado tu nombre para que el amor con que me has amado esté en ellos, lo mismo que ellos en mí."

PADRE LUIS FERNANDEZ. MODELO DE AMOR A LA EUCARISTIA


SU INFANCIA.


Nace un día 3 de Octubre de 1925 en la ciudad de Valderas, provincia de León al norte de España. Era un pueblo pequeño con no más de 3.000 habitantes dedicados en forma casi exclusiva al trabajo agropecuario  y con una fuerte tradición religiosa. Su padre un modesto comerciante don Luis Fernández  Cuñado y su madre doña Isabel Carnero  Guerrero tuvieron cinco hijo. Tres de  ellos  murieron a temprana edad, sobreviviendo Luis y su hermano menos Pedro.

La infancia del padre Luis son recuerdos de su casa familiar de la calle Ramón  y Cajal.la plaza  del pueblo fue  para el  pequeño Luis  el lugar de  sus juegos infantiles y los paseos junto a su madre

Inicia sus estudios en la Escuela Primaria de Valderas siendo su primera maestra una educadora con un nombre muy singular: doña Fe. Se destaca como el primero de a clase.

SU VOCACION.

Es la época también en que su vocación mariana echa sus primeras raíces. Su madre era una mujer de mucha fe y oración, gran devota de la patrona del pueblo, la Virgen Ntra. Sra. del Socorro. Todos los días al atardecer, en la hora del Ángelus, rezaba el Santo Rosario junto al pequeño Luis.

Su vocación religa se va apoyando por otros miembros de  la familia ya consagrados. Una tía y  una prima religiosa y su tio Ildenfonso, canónigo de la catedral de  Madrid.

Este último siendo párroco en una iglesia en la zona montañosa, invitaba a su sobrino Luis a veranear, quien se sentía feliz de ayudar a diario a su tío como acólito. Contaba ya el pequeño Luis con nueve años de edad y siempre en su vida recordó a su tío con un cariño agradecido

En 1936 tiene sus primeros contactos con los hermanos   maristas de Cataluña. Ingresa como internado en las Casas  de Formación  de la Congregación Maristas con un sistema de mucha disciplina y rigidez que fue formando su época prejuvenil ,no exenta de mucho estudio  y trabajo .

A  los 14  años, viste su primera sotana y el famosos “babero” marista abrazando así n forma definitiva dicha oren religiosa formada y guiada por la espiritualidad del beato Marcelino Champañat.

A la edad de 15 años contrae una de las enfermedades más crueles de la época: tuberculosis. Es el tiempo más duro de la guerra. Las fuerzas republicanas causan estragos en los colegios religiosos. Se vive una época de hambre y escasez de medicamentos. El colegio marista donde estudia el joven Luis Fernández queda al desamparo. Tenía alrededor de 1.000 internados y todos los días morían jóvenes de tuberculosis u otra enfermedad. Su madre sin comunicación con el seminario por la situación bélica que se vive, va en busca de su hijo y lo encuentra en gravísimo estado.



Ya en su casa de Valderas, a los cuidados de su madre, deberá soportar un período de diez años la mortal enfermedad que le dejará secuela por el resto de su vida.
PADRE LUIS FERNANDEZ. MODELO DE AMOR A LA EUCARISTIA


Nace un día 3 de Octubre de 1925 en la ciudad de Valderas, provincia de León al norte de España. Es un pueblo pequeño con no más de 3.000 habitantes dedicados en forma casi exclusiva al trabajo agropecuario

Inicia sus estudios en la Escuela Primaria de Valderas siendo su primera maestra una educadora con un nombre muy singular: doña Fe. Se destaca como el primero de a clase.

Es la época también en que su vocación mariana echa sus primeras raíces. Su madre era una mujer de mucha fe y oración, gran devota de la patrona del pueblo, la Virgen Ntra. Sra. del Socorro. Todos los días al atardecer, en la hora del Ángelus, rezaba el Santo Rosario junto al pequeño Luis.

. Este último siendo párroco en una iglesia en la zona montañosa, invitaba a su sobrino Luis a veranear, quien se sentía feliz de ayudar a diario a su tío como acólito. Contaba ya el pequeño Luis con nueve años de edad y siempre en su vida recordó a su tío con un cariño agradecido

A la edad de 15 años contrae una de las enfermedades más crueles de la época: tuberculosis. Es el tiempo más duro de la guerra. Las fuerzas republicanas causan estragos en los colegios religiosos. Se vive una época de hambre y escasez de medicamentos. El colegio marista donde estudia el joven Luis Fernández queda al desamparo. Tenía alrededor de 1.000 internados y todos los días morían jóvenes de tuberculosis u otra enfermedad. Su madre sin comunicación con el seminario por la situación bélica que se vive, va en busca de su hijo y lo encuentra en gravísimo estado.

Ya en su casa de Valderas, a los cuidados de su madre, deberá soportar un período de diez años la mortal enfermedad que le dejará secuela por el resto de su vida.



En estos diez años con diagnóstico médico casi desahuciado, sigue siendo una persona estudiosa y fiel a su vocación. Se interna nuevamente en la Congregación de los hermanos Maristas, con recomendaciones de cuidar su débil salud ante la posibilidad de una recaída.

. A los 25 años, ya casi recuperado de la enfermedad, conforme al sistema de los Hermanos Maristas de apoyo y misión a los países hispano-americanos, se le ofrece la posibilidad de viajar a Chile.
Acepta con agrado, pues siempre comentó que antes de su designación ya había puesto sus ojos “al final de la esquina del mundo”.

Pero su proyección vocacional iba mucho más allá y decide en 1964 completar sus estudios al sacerdocio. Viaja a Santiago al Seminario Pontificio cuando era rector Monseñor Carlos González Cruchaga. Entre sus compañeros de estudios se cuentan a Monseñor Cristián Prestch, al Padre Miguel Ortega. Su compañero de pieza fue el Padre Oscar Cárdenas.

Como información valiosa desu formación religiosa  incluyo ficha que conserva la Biblioteca Marista en Lerida.

Aunque la guía de los datos está en francés, es muy fácil seguir todos los procesos seguidos

por el responsable de este currículum.

Tal vez, solo los de la última columna de derecha necesitan una explicación más completa:

Debajo de donde dice "emploi"= empleo, trabajo: dice sucesivamente:

Escolástico , es decir un tiempo de formación que continúa el del Noviciado, Enseñante o Profesor, Enfermo, Ecónomo o Administrador

Cuando dejó de ser Hermano Marista, pasó a ser ordenado de sacerdote ,

pero ahí se clausuran los datos de nuestra ficha.  Información entregada por  Fr. JJ. Moral






En la ciudad de La Calera es ordenado sacerdote por Monseñor Emilio Tagle Covarrubias el día 21 de noviembre de 1966 (Fiesta de la Presentación de la Virgen).

Es enviado en 1967 como Vicario Cooperador en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Quilpué, siendo párroco Monseñor Carlos Zita, quien le encarga la atención de la abandonada Capilla del Buen Consejo del sector de El Sol, que fue atendida por los padres agustinos.

Su principal anhelo era la formación de laicos. Su gran desvelo honrar y venerar a los sacramentos. Para ello llama a reunión a un pequeño grupo de mujeres para la atención de los niños de Primera Comunión. Surgen las primeras catequistas. Luego forma otro grupo de fieles para la mantención y construcción de las obras parroquiales. Se forma así el Comité Pro-Capilla y Policlínico

En 1985 viaja a Roma, invitado a participar en un retiro espiritual que en septiembre inauguraría el Papa Juan Pablo II. Luego visita España, su familia, la tumba de sus padres y tíos. Visita Lourdes, Fátima, El Escorial, Garabandal, Ladeira, etc. Regresa a Chile a continuar su labor, pero ahora con la sotana que le acompañaría hasta su muerte.

En 1987 viaja nuevamente invitado a Roma a la audiencia pública que concede su Santidad en la Aula Pablo VI. El día miércoles 2 de septiembre logra tener un encuentro personal con el Papa y luego de presentarse solicita la bendición apostólica para su Parroquia. Recibe la bendición papal y además un manojo de rosarios que el Padre Luis posteriormente repartió a los niños de la Parroquia.

A comienzos de 1990 su salud se ve tan deteriorada que el día 28 de febrero, día de Miércoles de Cenizas, comienzo de Cuaresma, se interna en el Hospital Naval para realizarse una serie de exámenes clínicos. El diagnóstico pronto es conocido: cáncer hepático.

Al amanecer del frío domingo 20 de mayo de ese mismo año las puertas del templo se abren para los fieles que acuden a escuchar la primera Misa del día.

En su lecho de moribundo, mientras dos catequistas hacen guardia orando, el buen Padre Luis se va entregando a los brazos de la Madre, la Santísima Virgen María. Duros momentos de fortaleza e instantes de gozo y dolor. En la Parroquia a pocos minutos de las nueve de la mañana, la hora de la Misa, el sacerdote que oficiaría, se prepara para subir al altar cuando llega la triste noticia: ha fallecido el Padre Luis. Ha subido a participar del vino nuevo del Banquete del Reino de los Cielos.

Nada tendrá tanto valor como aquellas lágrimas derramadas aquel día. Lágrimas de niños que como pétalos de rosas, era la auténtica muestra del amor inmenso al sacerdote, padre, amigo, maestro que con sello indeleble marcó tantas almas para Cristo.

En estos diez años con diagnóstico médico casi desahuciado, sigue siendo una persona estudiosa y fiel a su vocación. Se interna nuevamente en la Congregación de los hermanos Maristas, con recomendaciones de cuidar su débil salud ante la posibilidad de una recaída.

SU VIAJE A CHILE.

 A los 25 años, ya casi recuperado de la enfermedad, conforme al sistema de los Hermanos Maristas de apoyo y misión a los países hispano-americanos, se le ofrece la posibilidad de viajar a Chile. Acepta con agrado, pues siempre comentó que antes de su designación ya había puesto sus ojos “al final de la esquina del mundo”.

Pero su proyección vocacional iba mucho más allá y decide en 1964 completar sus estudios al sacerdocio. Viaja a Santiago al Seminario Pontificio cuando era rector Monseñor Carlos González Cruchaga. Entre sus compañeros de estudios se cuentan a Monseñor Cristián Prestch, al Padre Miguel Ortega. Su compañero de pieza fue el Padre Oscar Cárdenas.

En la ciudad de La Calera es ordenado sacerdote por Monseñor Emilio Tagle Covarrubias el día 21 de noviembre de 1966 (Fiesta de la Presentación de la Virgen).

Es enviado en 1967 como Vicario Cooperador en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Quilpué, siendo párroco Monseñor Carlos Zita, quien le encarga la atención de la abandonada Capilla del Buen Consejo del sector de El Sol, que fue atendida por los padres agustinos.

Su principal anhelo era la formación de laicos. Su gran desvelo honrar y venerar a los sacramentos. Para ello llama a reunión a un pequeño grupo de mujeres para la atención de los niños de Primera Comunión. Surgen las primeras catequistas. Luego forma otro grupo de fieles para la mantención y construcción de las obras parroquiales. Se forma así el Comité Pro-Capilla y Policlínico

En 1985 viaja a Roma, invitado a participar en un retiro espiritual que en septiembre inauguraría el Papa Juan Pablo II. Luego visita España, su familia, la tumba de sus padres y tíos. Visita Lourdes, Fátima, El Escorial, Garabandal, Ladeira, etc. Regresa a Chile a continuar su labor, pero ahora con la sotana que le acompañaría hasta su muerte.

En 1987 viaja nuevamente invitado a Roma a la audiencia pública que concede su Santidad en la Aula Pablo VI. El día miércoles 2 de septiembre logra tener un encuentro personal con el Papa y luego de presentarse solicita la bendición apostólica para su Parroquia. Recibe la bendición papal y además un manojo de rosarios que el Padre Luis posteriormente repartió a los niños de la Parroquia.

A comienzos de 1990 su salud se ve tan deteriorada que el día 28 de febrero, día de Miércoles de Cenizas, comienzo de Cuaresma, se interna en el Hospital Naval para realizarse una serie de exámenes clínicos. El diagnóstico pronto es conocido: cáncer hepático.

Al amanecer del frío domingo 20 de mayo de ese mismo año las puertas del templo se abren para los fieles que acuden a escuchar la primera Misa del día.

En su lecho de moribundo, mientras dos catequistas hacen guardia orando, el buen Padre Luis se va entregando a los brazos de la Madre, la Santísima Virgen María. Duros momentos de fortaleza e instantes de gozo y dolor. En la Parroquia a pocos minutos de las nueve de la mañana, la hora de la Misa, el sacerdote que oficiaría, se prepara para subir al altar cuando llega la triste noticia: ha fallecido el Padre Luis. Ha subido a participar del vino nuevo del

 

Banquete del Reino de los Cielos.

Nada tendrá tanto valor como aquellas lágrimas derramadas aquel día. Lágrimas de niños que como pétalos de rosas, era la auténtica muestra del amor inmenso al sacerdote, padre, amigo, maestro que con sello indeleble marcó tantas almas para Cristo.

 

 

lunes, 25 de enero de 2010

VASO DE ELECCION

" El desarrollo de las nuevas tecnologías, y en su dimension más amplia, el mundo digital, representan un gran recurso para la humanidad en su conjunto y para cada persona en su singularidad de su ser y un estímulo para el debate y el diálogo.Pero constituyen también una gran oportunidad para el creyente.Ningun camino, puede ni debe estara cerrado a quien a nombre de Cristo resucitado se compromete a hacerse cada vez más cerca del ser humano. Queridos sacerdotes os renuevo la invitación para asumir con sabiduria las oportunidad específica que ofrecen los nuevos medios de comunicación. Que el Señor os convierta en apasionados comunicadores de la Buena Noticia en la nueva "agora" que han dado a luz los nuevos medios de comunicación" (Mensaje Papa Benedicto XVI para la 44a Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.24 de enero 2010)

Asumimos como nuestro la invitación de su santidad. Este blog es una contribución de mi papel como laico en este AÑO SACERDOTAL. "Vaso de elección" : así el Señor señaló a Pablo, antes del inicio de su vida apostólica.Los sacerdotes son, en gran medida, vasos de elección. Quisiera en este blog dar testimonio de sacerdotes que en la Diocesis de Valparaíso han sido "vasos de elección" .Hombres que Dios a elegido para ser ministros de su Palabra. Como se dijo de san Alberto Hurtado "un fuego que encendía otros fuegos"