UN SACERDOTE “SEGÚN EL CORAZON DE DIOS”
PADRE JAIME FERNANDEZ SANFUENTES
Quillotano de nacimiento (1923); fue alumno de los Hermanos Maristas desde el Kinder hasta el sexto año de Humanidades, como se llamaba entonces el “Cuarto de Enseñanza Media”.
Desde muy joven fue buscando su rumbo a futuro: de niño le gustó ser
como sus maestros: Hermano Marista; como adolescente pensó ser médico neurólogo; pero el contacto espiritual con San Alberto Hurtado, el conocer y participar en la Acción Católica y el trabajo de profesor voluntario en una escuela nocturna para obreros, como la que nuestro colegio tuvo en la Calle victoria, lo llevaron a incorporarse al clero secular. Ingresó al Seminario de los Ángeles Custodios, el Pontificio de Santiago en 1942.
El 23 de Septiembre de 1950 fue ordenado sacerdote por el obispo de Valparaíso, don Rafael Lira Infante. Se inició en labores sacerdotales como inspector y profesor del Seminario Menor diocesano San Rafael.
En 1957 fue nombrado Párroco de Algarrobo, lugar donde conquistó el aprecio de sus habitantes, ricos y pobres.
En 1960 fue trasladado a Valparaíso. Los algarrobinos llegaron en caravana a solicitar la anulación del traslado.
El Obispo, más tarde cardenal de la Iglesia, don Raúl Silva Henríquez, solucionó el problema nombrándolo Rector del Seminario Menor diocesano y en el mes de Julio de 1960 Rector del Colegio Episcopal San Rafael, “sin perjuicio de sus tareas de párroco de Algarrobo”
Así, don Jaime, tenía laboriosos fines de semana y los otros días: Colegio Episcopal, Seminario Menor y más adelante Vicario Episcopal para la Educación.
Tareas pesadas, no sólo por las obligaciones económicas, sino, además porque apareció en la Iglesia Católica la tendencia a “deshacerse de los colegios y escuelas” para privilegiar otras necesidades pastorales.
Para don Jaime la escuela era “el” campo por evangelizar que acunaba niños, jóvenes, familias, profesores, auxiliares: “campo grande con mucha mies y pocos trabajadores” (Lc. 10,2)
Como consecuencia de ello, fue gran propagador de que “el profesor católico es un evangelizador”, verdad que el concilio Vaticano II ratificó.
Como Rector de este colegio nuestro, entregó responsabilidades concretas a los profesores civiles haciéndolos participar en la tarea educacional de la Iglesia.
Un ámbito escolar del Colegio Episcopal muy querido y cuidado por el Rector don Jaime, fue el internado en el cual acogía a muchos alumnos que, por esos años vivían “muy lejos” por difícil locomoción. Eran familias de escasos recursos. Los ayudaba trayendo no sólo escolares “básicos” y “medios”, sino también auxiliares para el servicio del colegio desde Algarrobo, Casablanca, Lagunillas a los que los motivó al estudio nocturno y así los capacitó para un mejor bienestar para sus futuros hogares.
Hacia 1970 Chile era un país inquieto en todo campo: político, laboral y también educacional
Un proyecto del gobierno de entonces llamado “ENU” (Escuela Nacional Unificada) puso en serio peligro las bases y raíces de la educación particular, incluidos los colegios católicos, y, en Valparaíso, contaba con el apoyo de un “Sindicato de Colegios Particulares”
El Rector Fernández como Vicario para la Educación y activo miembro de la Fide, se lanzó a la palestra en defensa de las escuelas y colegios católicos dando a conocer el pensamiento de la Iglesia; visitando, conversando y hasta publicando el impreso de un folleto al respecto.
Esa sobrecarga de trabajo lo superó y de acuerdo con el Obispo don Emilio Tagle, fue entregando la tarea académica, económica y disciplinaria en manos del Profesor Hernán Johnson Hoses, con el titulo de Director.
Con pesar, tuvo que prescindir de su obra social y pedagógica predilecta: el internado.
Hubo también alegrías y satisfacciones, como haber sido el “Rector de los Cien Años de Juventud” como se le llamó al centenario de la casona de Santa Elena 74.
La otra que lo hace aun más benemérito fue fundar el Seminario Mayor que inició su andar en habitaciones del Colegio Episcopal y poco a poco a independizarse de tal forma, como hoy se ve junto al Santuario de la Purísima de los Vásquez. Por años ha sido su rector y ha coronado su obra sacerdotal, formando muchos sacerdotes.
Los últimos años fueron de Algarrobo y para Algarrobo.
El jueves 19 de Abril DE 2012 , a las 17 horas falleció en la clínica de la Universidad Católica , víctima de una larga enfermedad cristianamente soportada por su inquebrantable fe y la compañía de su obispo don Gonzalo Duarte y de numerosos amigos y ex alumnos.
PADRE JAIME FERNANDEZ SANFUENTES
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Quillotano de nacimiento (1923); fue alumno de los Hermanos Maristas desde el Kinder hasta el sexto año de Humanidades, como se llamaba entonces el “Cuarto de Enseñanza Media”.
Desde muy joven fue buscando su rumbo a futuro: de niño le gustó ser
como sus maestros: Hermano Marista; como adolescente pensó ser médico neurólogo; pero el contacto espiritual con San Alberto Hurtado, el conocer y participar en la Acción Católica y el trabajo de profesor voluntario en una escuela nocturna para obreros, como la que nuestro colegio tuvo en la Calle victoria, lo llevaron a incorporarse al clero secular. Ingresó al Seminario de los Ángeles Custodios, el Pontificio de Santiago en 1942.
El 23 de Septiembre de 1950 fue ordenado sacerdote por el obispo de Valparaíso, don Rafael Lira Infante. Se inició en labores sacerdotales como inspector y profesor del Seminario Menor diocesano San Rafael.
En 1957 fue nombrado Párroco de Algarrobo, lugar donde conquistó el aprecio de sus habitantes, ricos y pobres.
En 1960 fue trasladado a Valparaíso. Los algarrobinos llegaron en caravana a solicitar la anulación del traslado.
El Obispo, más tarde cardenal de la Iglesia, don Raúl Silva Henríquez, solucionó el problema nombrándolo Rector del Seminario Menor diocesano y en el mes de Julio de 1960 Rector del Colegio Episcopal San Rafael, “sin perjuicio de sus tareas de párroco de Algarrobo”
Así, don Jaime, tenía laboriosos fines de semana y los otros días: Colegio Episcopal, Seminario Menor y más adelante Vicario Episcopal para la Educación.
Tareas pesadas, no sólo por las obligaciones económicas, sino, además porque apareció en la Iglesia Católica la tendencia a “deshacerse de los colegios y escuelas” para privilegiar otras necesidades pastorales.
Para don Jaime la escuela era “el” campo por evangelizar que acunaba niños, jóvenes, familias, profesores, auxiliares: “campo grande con mucha mies y pocos trabajadores” (Lc. 10,2)
Como consecuencia de ello, fue gran propagador de que “el profesor católico es un evangelizador”, verdad que el concilio Vaticano II ratificó.
Como Rector de este colegio nuestro, entregó responsabilidades concretas a los profesores civiles haciéndolos participar en la tarea educacional de la Iglesia.
Un ámbito escolar del Colegio Episcopal muy querido y cuidado por el Rector don Jaime, fue el internado en el cual acogía a muchos alumnos que, por esos años vivían “muy lejos” por difícil locomoción. Eran familias de escasos recursos. Los ayudaba trayendo no sólo escolares “básicos” y “medios”, sino también auxiliares para el servicio del colegio desde Algarrobo, Casablanca, Lagunillas a los que los motivó al estudio nocturno y así los capacitó para un mejor bienestar para sus futuros hogares.
Hacia 1970 Chile era un país inquieto en todo campo: político, laboral y también educacional
Un proyecto del gobierno de entonces llamado “ENU” (Escuela Nacional Unificada) puso en serio peligro las bases y raíces de la educación particular, incluidos los colegios católicos, y, en Valparaíso, contaba con el apoyo de un “Sindicato de Colegios Particulares”
El Rector Fernández como Vicario para la Educación y activo miembro de la Fide, se lanzó a la palestra en defensa de las escuelas y colegios católicos dando a conocer el pensamiento de la Iglesia; visitando, conversando y hasta publicando el impreso de un folleto al respecto.
Esa sobrecarga de trabajo lo superó y de acuerdo con el Obispo don Emilio Tagle, fue entregando la tarea académica, económica y disciplinaria en manos del Profesor Hernán Johnson Hoses, con el titulo de Director.
Con pesar, tuvo que prescindir de su obra social y pedagógica predilecta: el internado.
Hubo también alegrías y satisfacciones, como haber sido el “Rector de los Cien Años de Juventud” como se le llamó al centenario de la casona de Santa Elena 74.
La otra que lo hace aun más benemérito fue fundar el Seminario Mayor que inició su andar en habitaciones del Colegio Episcopal y poco a poco a independizarse de tal forma, como hoy se ve junto al Santuario de la Purísima de los Vásquez. Por años ha sido su rector y ha coronado su obra sacerdotal, formando muchos sacerdotes.
Los últimos años fueron de Algarrobo y para Algarrobo.
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